EL ORDEN COSMICO EN EL RITUAL DE PELOTA MESOAMERICANO
M.C. JOSE LUIS VIDAL AVILA
So pena de incurrir en una propuesta avasalladora del fenómeno denominado Juego de Pelota prehispánico de nuestros pueblos mexicanos. Intuyo a este, más que un juego o deporte, en un ritual; a decir verdad, en contra de muchas de las opiniones de nuestros colegas especialistas del ámbito de la cultura y educación física. Creo se sienten seducidos mas por la gracia de incorporar de nueva cuenta esta practica prehispánica a un lindero deportivo o lúdico a nuestro presente cotidiano, que al hecho de reconocer las condiciones situacionales del hecho mismo : el ritual o ceremonial.
Intuyo igualmente auténtica tal sinergia que se viene construyendo por personas e instituciones muy relacionadas con lo deportivo y lo académico. Sin embargo, algunos constructos omiten la interpretación histórica de la cosmogonía de nuestros sabios antepasados; y su imperiosa necesidad de dar a la vida cotidiana, un orden supremo. Por lo que se relaciona mas con lo religioso y lo esotérico
En el presente articulo, abordaré el tema intentando quitar endosos actuales e interpretaciones ligeras del Ritual o Ceremonial de pelota prehispánico.
En un primer momento, confrontaré el endoso Deporte al Ceremonial de pelota prehispánico y seguiré, con la argumentación de Juego de Pelota.
Finalmente, pondré a su consideración la interpretación que a nuestro juicio debe preservarse; a fin de pulsarlo de manera integra, sin el fanatismo en que la actividad física enconada en el ceremonial, se enclaustre forzadamente en el dualismo deporte - juego.

Para argumentar el celo del Ceremonial de pelota y dejar de declararlo como Deporte, basta con puntualizar que el concepto deporte se acuña muy recientemente.
“ Deporte es la actividad en la cual se valora intensamente las formas de practicar los ejercicios físicos para un individuo o un equipo llegue al perfeccionamiento de sus posibilidades morfofuncionales y psíquicas, concretadas en un record, en la superación de si mismo o del contrincante”.
Otra acepción lo enuncia como
“La actividad específica de competición (emulación) en la que se valora intensamente la práctica de ejercicios físicos con vistas a la obtención por parte del individuo del perfeccionamiento de las posibilidades morfo-funcionales y psíquicas, concretadas en un record, en la recuperación de sí mismo o de un adversario».
Tal definición puede ser aceptada, rechazada o discutida, pero, fuere cual fuere la postura de cada estudioso del deporte, es menester reconocer una realidad creciente en su evolución contemporánea: el deporte, sobre todo el oficial, está sufriendo lo que podríamos llamar un proceso de «desludificación». Cada vez es menos juego.
Por su parte el juego proviene (Del lat. iocus). m. Acción y efecto de jugar aunque su significado principal a la actividades compleja predominantemente motriz y emocional, espontánea y organizadamente efectuada, según reglas previamente establecidas, con fines recreativos, deportivos y a la vez de adaptación a la realidad social. Cabe señalar que la practica de los juegos le sigue la significación de establecer marcas o record constituyendo en ese caso un espectáculo, la realización de las tareas de la educación física estructuran un medio educativo, así como la recreación de los que practican, a pesar de las formas de organización ya referidas
El ceremonial de Pelota mesoamericano era la expresión de la lucha diaria entre la noche y el día, entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Las áreas para el ceremonial tienen diversos tamaños, desde aquéllas con más de
El caso de Guachimontones de 90 mts. de largo aproximadamente ( Teuchitlán, Jalisco , México )

El ritual era importante ya que simbolizaba el acontecer cósmico, la lucha entre los poderes diurnos y nocturnos; era la lucha constante entre los dioses que estaba acompañada con el sacrificio y la decapitación, tal como se ve en Chichén Itzá o en El Tajín y en relatos como el Popol Vuh.
El tlachtli se desarrollaba en un campo con forma de una "i" mayúscula, en cuyos lados se colocaban unas gradas de asientos escalonados para los espectadores. En el centro de una de las paredes se encontraba la «canasta», que era un círculo de piedra o de madera, que generalmente se colocaba en un sentido vertical, casi como en el baloncesto, donde la canasta se instala en un plano horizontal al suelo de la cancha. El objetivo era el mismo: conseguir que la pelota atravesara el orificio del círculo de piedra y, al mismo tiempo, impedir que el adversario lo lograra antes.

La pelota estaba hecha de varias capas de hule presionado, lo que le daba una gran dureza y consistencia. A los jugadores se les permitía golpearla con los pies, las caderas y los codos, pero nunca con las manos. Todos ellos iban bien protegidos como un especie de acolchonamientos, compuestos de petos, rodilleras, mandiles de cuero, mentoneras y medias máscaras que protegían las mejillas; y podían empujarse, golpearse y ponerse «zancadillas» mientras estuvieran practicando. Esta brutalidad convertía el ceremonial en una diversión que apasionaba a los espectadores.

A pesar de ir tan protegidos, algunos practicantes recibían unos golpes en el vientre tan terribles que se desplomaban en el suelo entre espasmos de muerte. Una vez finalizada la ceremonia, casi todos los participantes debían ponerse en manos de los sacerdotes-médicos, con el fin de que les extrajeran la sangre acumulada en las caderas y en otras partes del cuerpo. Además, necesitaban ser curados de muchas heridas y de graves contusiones.
Por otra parte, dado que habían participado dos equipos bien entrenados, casi siempre representando a una tribu o a un clan poderoso, sus seguidores en ningún momento habían dejado de intervenir con sus gritos de ánimo, insultos y protestas. Sin embargo, en el momento que la practica se ritualizó, al llevarlo a los templos, se impusieron ciertas normas y, en casos excepcionales, los perdedores pasaban a ser víctimas de los sacrificios humanos. Algunos historiadores han llegado a escribir que esta misma «suerte» la corrieron los ganadores en momentos de grandes calamidades, cuando la ofrenda de corazones a los dioses debían ser lo más elevadas posible y de la mejor calidad, por eso se recurría a los grandes héroes.
En relación a este ritual fray Bernardino de Sahagún escribió lo siguiente:
“ Las pelotas eran del tamaño aproximado de las de bolos (unos quince centímetros de diámetro) y eran sólidas hechas con una goma llamada ulli..., que es muy ligera y rebota como una pelota inflada. Durante el juego los que se hallaban presentes hacían apuestas de oro, turquesas, esclavos, ricas mantas y casas... En otras ocasiones, el señor jugaba pelota por diversión... También con él iban buenos jugadores de pelota, quienes jugaban ante él y otros principales jugaba?? en el equipo adversario y ganaban oro y chalchigúites y, cuentas de oro y turquesas y ricos mantos y maxtíes y casas, etc... El campo de juego de pelota consistía en dos paredes separadas veinte o treinta pies, que eran hasta de cuarenta o cincuenta pies de longitud; las paredes estaban blanqueadas y medían alrededor de ocho y medio pies de altura y en medio del campo había una línea que era usada en el juego... En el centro de las paredes, en medio del campo, se hallaban las piedras, como muelas de molino ahuecadas, una frente a la otra y cada una tenía u,? agujero bastante grande para contener la pelota... Y el que hacia pasar la pelota por él ganaba el juego. No jugaban con las manos. sino golpeaban la pelota con las nalgas; empleaban para jugar guantes en las manos y un cinturón de cuero en las nalgas, para golpear la pelota... “
Como casi todo lo que hacían los aztecas, el tlachtli ofrecía un significado religioso y mítico. Se suponía que todo el recinto del ceremonial era el mundo, donde la pelota cumplía las funciones de un astro, que bien podía ser el sol o la luna. Hemos de tener en cuenta que el tlachtli significaba, de acuerdo a una interpretación sagrada, el cielo donde las divinidades o las criaturas sobrenaturales practicaban a la pelota con algunos de los astros.
- La palabra deporte es de origen latino. Según Paul Adam procede de de-portare, referente a la salida de las puertas (portae) de la ciudad para dedicarse a juegos competitivos. Ya en el latín clásico aparece el vocablo disportat, empleado por Cicerón. Otros la hacen derivar del latín de-portu, término que lo consideran como ya arraigado en
- Nadie duda de la raíz latina de este término, pero ha existido bastante confusión, de la que hemos participado casi todos los apasionados por el tema, sin esclarecer con suficiente documentación las fuentes (en este fallo incurren culturalistas tan eminentes como Ortega y Carl Diem), hasta que Miguel Piernavieja publicó su riguroso estudio Depuerto, deporte, Protohistoria de una palabra. En él analiza el autor los documentos medievales y cataloga todas las primitivas formas ortográficas del concepto. El trabajo se ciñe a los idiomas provenzal, antiguo castellano, antiguo catalán y antiguo francés. Prácticamente se puede asegurar que alcanza a los verdaderos orígenes de la palabra, ya que los estudiosos de sus fuentes en Alemania e Inglaterra (Grell, Diem, Amsler, entre otros) unánimemente aceptan su paternidad mediterráneo-occidental.
BIBLIOGRAFIA:
Comisión Rumana de terminología y supervisado por










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